
SANTO DOMINGO.- "Me quede solo. Mis hijos y mi mujer murieron" fueron las palabras que con dolor y desesperación repetía Marino Esteban Volquez, padre de los niños que murieron al quedar aplastados junto a su madre en su propia casa bajo las rocas que se desprendieron en el sector de Guachupita.
En la zona de la tragedia sólo hay dolor y reclamos. De un lado, un padre desesperado que llora a sus hijos y esposa; Del otro, los vecinos se quejan de que las autoridades no resolvieron a tiempo y que hoy después que pasa la desgracia es que quieren resolver.
Marino Esteban se lamenta al ver a sus pequeños muertos junto a su esposa, de quien dijo le ayudaba a trabajar mucho para mantener a la familia. Relató que él se salvó de la tragedia, ocurrida en la madrugada de este miércoles, porque se encontraba trabajando.
Los vecinos se quejan de que las autoridades solo se aparecen y ponen en marcha planes cuando ocurre la desgracia. Manifiestan su descontento, hasta el punto de que abuchearon a las autoridades presentes para que se retiraran del lugar.
Francisca Suazo narra que cuando escuchó el ruido se volvió loca y que empezó a llamar a todos en el barrio, para que fuesen a socorrer a las familias que quedaron sepultadas.
Suazo revela que sólo se escuchaba a los niños llorando y a la madre pidiendo auxilio, quienes fueron sacados sin vida de los escombros.
Asimismo, Javier Vidal, Párroco de la Parroquia San Martín de Porres, de Guachupita, se quejó de la tardanza en responder de las autoridades, porque la junta de vecinos había denunciado anteriormente el caso en varias ocasiones.
Vidal consideró que lo sucedido en el sector de Guachupita era una tragedia a evitar, ya que era anunciada. "No somos noticias nunca. Ahora somos noticias porque es una tragedia", criticó el párroco.
También expresó que indigna a la comunicad el hecho de que se llevaran a los muertos a otro sector, cuando deben de ser velados con dignidad en su barrio.
Mirian Yeris Ureña
Foto: Carlos Brito
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